jueves, 30 de agosto de 2012

Dame un pista.

Sigue caminando por calles vacías con farolas que tiritan. Estan llenas de charcos y de frío. Nadie soporta este invierno. O sí. Quizá seguir caminando y encontrarse con nuevos problemas sea la solución. Nada de mirar atrás. Eso es de cobardes. Y tú... Tú eres fuerte. Tienes que serlo, porque sino nadie va a serlo por ti. Tienes que seguir caminando por mucho que duelan las heridas en tus pies. Sin miedo a nada, total no queda ya nada que perder, tan si quiera la esperanza. Esa te abandonó en un calle sin salida. Se burló de ti. Y quizá si sigue caminando se encuentre con aquella barra llena de despedidas y de ausencias. Quizá entonces, susurres un: 'ayúdame a dormir'.


Me debes unas cuantas noches de insomnio

Ponme de beber.


Otra más a la colección. Llovía. Se escuchaba música, de esa que incita a bailar, pero ella estaba cansada de pisarlo los pies a Ilusión. Era tarde. El sol interrumpía. Huía, una vez más. Otra más a la colección - se repetía.


Eres un pez grande en un estanque pequeño,
pero esto es el océano y te estás ahogando.

martes, 7 de agosto de 2012

Tan llena de mi. Tan vacía de ti.

Allí estabamos. Tumbados en medio de aquella pista de basket. En un barrio cualquiera de Madrid. Fúmabamos. Nos fumábamos. Lo que fumábamos era directamente proporcional a mis ganas de ser ese humo que se colaba en tus pulmones. Que se viste de placer y al final puede acabar con infinito dolor. Y cada día se hacía de noche antes. Pero había demasiadas nubes como para poder ver las estrellas. Una noche decidiste que no irías más a aquella pista que nos unía. A aquellas estrellas que tenían tanto que decirnos. Decidiste dejar esta historia a medias. Eh, pero yo sigo en mi empeño y acudo a aquel lugar cada noche. Algún día vemdrás y te inventarás una despedida. Hasta entonces, te espero en aquella cancha llena de noches y humo.

Madrugada con M de Madrid

Madrid se desnuda. Sus calles desiertas. Calles que me hablan de lo que soy, de ti, de lo que fui, de lo que pudimos ser y no fuimos, de las noches que me debes, de tus ojos, de mis ojeras, de todos los sueños que yacen el suelo de mi habitación, de todos esos besos que me debes, de todas las ilusiones apaleadas, de nuestros proyectos para el futuro pasado, de aquellos días de verano, de tus pasos, de todos mi errores, del día que te conocí, de los 'te quiero' que amontono en trozos de papel desde aquel día, de mis ganas de tener aquí, de hoy, pero sobre todo de nuestro ayer.


Me debes una despedida.

Dulce introducción al caos.

Me pondré a llorar, pero nadie conseguirá descifrar el sabor salado de mis lágrimas. No es un sabor, son un millón de razones. Seré breve, una sóla palabra: caos.


sábado, 4 de agosto de 2012

Dejarse llevar.

Quizá debería de dejar de recreearme en mi desastre. Dejar que el pasado deje de abrazarme. Los recuerdos atrás, que no a la espalda. Recorrer nuevos caminos, sin el mismo final de siempre. Dejar el vacío. Abandonar los silencios. Rodearme de acordes, letras y melodías que no hagan de tu ausencia tu presencia. Mirar hacia delante. Dejarte atrás. Pensar que algún día el cielo no se vestirá de matices de gris. ¿Posible? Improbable.


Pero de momento no será así, porque el dolor gime de placer.