sábado, 26 de diciembre de 2015

Salir o ilesa.

No me habléis de amor
si nunca os habéis tirado al vacío con tal de saber a qué sabe su boca.

          Yo tampoco lo sé. 

Que no me acuerdo y suena en bucle un "Olvidar es no saber perder". Es el efecto rebote del café. 
Odio el café. 

Pero si tú me lo preparabas cada mañana también se volverían locos los receptores de adenosina. 

Para antagonista yo. 

Me escondo en el telón para ver cómo te montas el teatro. Del frío que te estás disfrazando, que no reconozco las manos que calentaban las mías. Te haces de roca sabiéndote playa. 



Siempre nos quedarán las olas. 


Prometí volver y si no vuelvo no sé a quién le voy a echar la culpa. A Callao, que nos ha visto besarnos como si no hubiera mañana, y no lo ha habido. Sí hemos salido de todas, 

hasta de nosotros. 

Del piso de Lavapiés, del avión a Buenos Aires y del garito más cutre de toda Malasaña. Y eso no era lo acordado. Pero qué más da si nunca se nos dieron bien los papeles más allá de perderlos. 



Perder

La vergüenza, la pena, la rabia, la costumbre, la ropa, las noches para dos a solas, las llaves del hotel, vuelos, trenes, buses, billetes de vuelta, los fantasmas, los muros, las cerraduras. 



Todo. 

Pero no perdernos. Ahora queda un invierno y vuelve a ser tan bonito como triste. Como tú. Toca fondo, bésalo como en el Free Way y coge impulso: 




no era llegar lejos, sino alto.

viernes, 20 de noviembre de 2015

Los descosidos que nunca te romperé.

- Si pudieras matarme, ¿Cómo lo harías?


Me he tragado la llave del piso de Lavapiés y la he vomitado en nuestro balcón lleno de flores, muertas. He reservado los billetes a Sudamérica y los he hecho un avión. Hemos follado en el Más Allá y ha sido el único polvo que había en el lavabo. Hemos vivido La Movida y me has cantado que da igual dónde lleven tus calles si no es a mí. He calmado tus pesadillas y tú me has calmado a mí. Te he deshecho los ojos y he criado todos mis cuervos. Me has dejado que te fotografíe y me has pedido sonreír más fuerte. Hemos vuelto a -nuestra- casa borrachos y mañana compartimos el domingo. Me has enseñado la cerveza y ahora el ron son sólo arcadas. Daughter nos ha dado la vuelta al mundo y mi canto han sido tus dientes. Me has pedido que deje de fumar y hemos visto arder gasolineras. Allende ha gritado y Chile se ha tapado los oídos. Hemos roto espejos y nos hemos visto más enteros que nunca. Hemos dejado de ser alérgicos a las llamadas y lo hemos hecho a gritos. En Chamartín ha habido un desahucio y ya van ochocientos cuarenta y tres. Hemos quemado estaciones de autobuses y nos dado cuenta de que la gasolina somos nosotros. No nos hemos chillado y luego nos hemos pedido perdón.






- Haciendo todo lo que nunca. 

lunes, 1 de junio de 2015

Trentayunoscuantosmás.


Hoy he cerrado los ojos no sé cuántas veces,
 que he perdido la cuenta de lo cerca que me quiero de ti.

Te los he tapado a ti en medio de Callao, despistado. He quemado Debod sólo para que pidas tu último deseo antes de volver. He bailado en el Freeway y tus manos en mis caderas. He cogido un taxi con prisas por besarte. He levantado el polvo pisándote los pies. He visto cómo todo el mundo era melodía mientras nosotros nos sincronizábamos. Me has gemido entre mis dedos. Ha amanecido Moncloa como si fuese ayer. Me he corrido hacia tu lado de la cama, tú en el del pecho. Te he llorado de reojo en Pío cuando no mirabas. Te he oído en bucle que mañana todo volverá a ser igual. Me he despedido por tercera vez como si fuese la primera. Te he gritado al oído "te quiero" en estado terminal. He querido romper los billetes de vuelta, ponerte un ático en el centro de Madrid y dejarte el lado izquierdo para el resto de nuestras vidas. He tenido ojitos de no verte nunca más. 

Pero. 

Ha dejado de ser trece un martes. He vuelto a los billetes de ida. Hemos desnudado maletas. Has puesto estrellas a nuestro hostal. Te he visto sonreír de reojo cuando no miraba. Nos hemos bebido el Más Allá más vivos que nunca. "He muerto y he resucitado" en ese botiquín de emergencia. Gran Vía se ha puesto a llorar porque el pleno Febrero nos dedicamos a provocar tormentas de verano. Has hecho primavera. Hemos sido un par de metros cuadrados de Oasis en todo este desierto. Me he creído tus súperpoderes cuando me pedías un abrazo a arañazos. Atocha ha anochecido con la única excusa de que me volvieses a pedir que sonriera. Te he pedido que te cuidases hasta que fuese yo quien lo hiciera. La baldosa me ha recordado  que no sé soltar tu mano. 

Pero. 

He vuelto a ser Enero. Te he hecho Casa. Te he mordido por todas las veces que no. Le hemos metido mano a Madrid.Nos hemos ladrado todos los defectos. Te he visto soñar con vistas a Plaza España. Hemos descubierto que el cielo era la octava maravilla. Te he respirado a embestidas. Te he vuelto a querer como no he odiado a nadie en mi vida. He sido feliz. Me has hecho feliz. Hemos sido felices cuando el mundo nos miraba de reojo. Se han vuelto a clavar tus pupilas en mi columna vertebral. He dado tus dos mejores caladas. Me he llenado el aire de tus pulmones. Has hecho posible un domingo al Sol. Me has curado las quemaduras en tercer grado. Me has maquillado la sonrisa. Te he cantado un "cuídate nos debemos la vida" arrítmico, quién no. 

Pero. 

Quédate. 

Vamos a bailarle el agua al fondo para que nunca nos llegue al cuello, 
hacer pie en nuestra piscina del desastre, 
cóseme los rotos como tú puedes, 
dime que los imposibles no nos hacen sombra 
y que vas a seguir siendo la luz de todos mis túneles. 

Víveme eso de quererme como a los sueños que se hacen realidad.