martes, 12 de julio de 2016

"Pájaros derrotados que aceptan su caída."

"Y nunca quise olvidarte pero me está haciendo falta. 
Y he seguido haciendo cosas raras." 

Se me están juntando Ismael, Serrat y Coque para que te revele las fotos que nunca nos hicimos y los secretos a gritos que ya no oyes. Cuando una cara desconocida me recuerda un olor más que conocido, todo son taquicardias. Sólo entonces lo veo claro: tengo razones suficientes para pedirte que vuelvas pero ninguna para que te quedes. Que si me merezco algo mejor, que no alguien. Que si una versión mejor, como si no nos hubiésemos querido en cada una de nuestras versiones. Yo me conformo con saber que sigues haciéndolo todo así, en tu mejor versión, porque no sabes vivirte de otra forma. Me vale con un "enhorabuena" para que recuerdes que yo siempre creí en ti cuando tú ya no. Verte celebrándote entre cervezas. Saber que estás bien o estable dentro de la gravedad. Que ya sabes cómo volar sin necesidad de inmolarte. Lo sé, siempre se repiten ese par de versos en mi cabeza, pero no somos un mal final cuando hemos sido todos los principios, hasta perderlos. 

Lo siento.

Por todos los viajes con aeropuertos que no, por los de sin salir de la cama que tampoco, por todos los bares con cerveza barata y recuerdos con ritmo caros, por las veces que no estuve a tiempo para un abrazo, para los cumpleaños sin regalos que desenvolver, por los libros que nunca te dediqué, por los planes, las ganas e ilusiones rotas. Por una lista que no llego a alcanzar. 

Pero llego tarde para pedir perdón. 

Invadir tu espacio vital nunca fue conquista ni propósito de saqueo. Cuida todos tus tesoros en vez de enterrarlos bajo llave. Y dinamita todos tus candados. 

viernes, 10 de junio de 2016

Que el amor es eterno mientras dura.

Me parte la risa encontrarme con cosas que provocaban la tuya y ya no. Hoy me han vuelto a preguntar por ti y les he hablado de ayer. Que tú ya no, que ahora yo sí. Sigo convencida de que hablar con la boca llena de miedos es de mala educación pero qué hago si ya no es la tuya quien llena la mía. Los que dicen que ojos no ven, corazón que no siente es porque no han visto los tuyos. Ya no tengo lista de poemas favoritos que acaben en la punta de tu lengua. Tengo un trabalenguas basado en nuestras mejores pesadillas pero el nudo es en la garganta. El sueño de vestirme con una camiseta contraria a la mía lo dejo para nunca. He estado a uno de tus puntos de lloverte más fuerte que todas las tormentas que no provocaste. Tú, que te mojaste sólo por pisarme los charcos y bailarme las ganas. Espero que al menos no haya sido todo perder. O eso quiero esperar. Nada.
Me parte la vida la imposibilidad de una tarde entre cervezas y terrazas de Lavapiés sin derecho a verso. Sin derecho. Estoy a un recuerdo de confesarte que te echo de menos pero los he quemado todos desde que ya no siento calor de entrañas para dentro.

lunes, 11 de abril de 2016

Ağlama.

Dice Silvio que ojalá no duela tanto no verte. Yo digo que destruirte. Cuando pienso que lo roto no lo está del todo vienes tú y me besas. Con un "todo va a ir bien" en la punta de la lengua. Llegar y contagiar las ganas de vivir que no tienes también cuenta como súperpoder, cactus. Arroyar con todo lo (auto)impuesto se hace suspiro con un huracán como tú. Esos ojitos tienen la cara C del mundo: la que nadie sabe ver. Vístete con tu camisa blanca y celebra que las banderas también son así. De quererte en reflexivo como nunca te has odiado. Lo jodido de escupir hacia arriba es que a veces lo confundimos con llover. Me acaban de pillar sonriendo de reojo y no me ha quedado otra excusa que hablarles de ti. Y Debod. Y todos los parques donde no sólo niños ríen alto. O sí y fue Sophie quien te comió los miedos. Mi niña interior quiere hacerle el boca a boca a tu niño interior para que nunca se le olviden los colores. Y sacárselos. Como la maldita idea que no tengo de ti. No te recrees en ella, que tu sitio ya me lo cantó Antonio Vega. Báilame el agua siempre me pareció tu mejor forma de hacer pie mientras nos ahogábamos. 

Un último favor y prometo desaparecer: quiérete. Con todo el frío en el pecho que hace balance con el calor de ese par de manos siempre calientes. Con las telarañas creciendo en nuestros rincones favoritos. Con los sueños entre los dientes porque no se me ocurre mejor forma de sonreirle al mundo. 



(Nunca desaparezcas 
porque sino no voy a saber reconocerte entre toda esta multitud que sólo es gente.)

sábado, 27 de febrero de 2016

shquizo.

(Aunque hace una hoja de mi calendario biológico haya dejado de gritar nunca me he callado;

que no soy yo
quien haya dejado de escribir-te,
que eres tú
que has dejado de leerme.)

Cuando me sonrías, pero ya no sea para enseñarme los dientes, te los voy a tener que partir. Me vas a tener que oír por todos los poemas que no te he pedido cuando me dejes de escribir. Nos hemos manufacturado la vida y hemos inmolado nuestros aviones por miedo a estrellarnos - o peor: saber que al final siempre llega el aeropuerto-. He visto vómitos menos viscerales que los reproches que no nos escupimos.                ¿Sabes el ácido trepándote la garganta? Pues tú. 
Pero tampoco me importaría volver a tenerte al fondo de mi paladar, arcada incluida. 

Vamos a dejar claros los papeles porque los estoy empezando a perder: yo pego el portazo y tú te quedas con la puerta en las narices diciendo que todavía huele a vainilla. Me he tragado las llaves para que nunca se te olviden mis candados. Los puentes de Venecia no tienen ni idea de lo eterno pero sí de una ciudad que se sumerge por momentos, 

¿se te ocurre mejor metáfora?



martes, 9 de febrero de 2016

Eme.

Si me he despedido con un "hasta luego" es porque lo último que pretendo decirte es "adiós". 

(También porque el autoengaño es uno de mis puntos fuertes y tú de mis débiles.)

Luego he vuelto a Taksim y el dolmus ya no me llevaba a casa, porque un pedacito mañana sobrevuela Estambul. He necesitado ir al tekel y pedir con urgencia una cajetilla de tabaco que me he prometido no fumar en el primer bordillo que encontrase. He sonreído por los abrazos, los trenes y todas las caricias que sabes dónde dar 
(y menos mal).

Ya sabes que ahora mis pulmones tosen más que respiran pero también sabes que no sé medir la tristeza si no es pitis. Te envío un abrazo en otros brazos en cuanto llegues a Osmanbey. No quiero sentirte triste. Prefiero beberme contigo medio Vivaldi, volver a amanecer en tu salón, que me prepares medio litro de té como señal de buenos días a las cuatro de la tarde y recordar que las resacas compartidas son menos domingo. 

La única putada de conocerte es haber esperado al frío y a Diciembre. Aunque las casualidades no existen y tú sabes bien cómo curarme a base de cerveza en Bucarest. 

Sólo: 
gracias. 

Y vuelve. 

Mi mes favorito siempre fue Abril pero hace tiempo que ya no es mío, vuelve aunque sólo sea con la excusa de ser excepción y hacer de nuevo Septiembre en Octubre para que siempre sea Verano. Ahora, un último favor: ponte Mi rutina preferida y ríeme formato Boza. 

No te mueras nunca, pequeño zauzeto. Eres mucho más grande que todos tus miedos. 


(Esta noche la voy a hacer nuetsra leyendo a Irene y contándome con las páginas que no quiero pasar-te-nos.) 

(Y sí, te escribo esto porque sé que pocas personas me leen a escondidas como tú y por el abrazo de vuelta.)