martes, 25 de marzo de 2014

Las incoherencias que nunca te dispararé.

La idealización mata. Vale y qué. Si a suicida no me gana nadie pero siempre me pierdo. En todo menos en ti. Qué putada, digo. Y me atraganto de tanto esperar tu saliva sin llegada alguna. Te voy a besar de la mejor manera que no sé mientras te vas, para no volver nunca. Juntos, al punto de retorno. Para olvidar el pasado y desdibujar el dedo que toca el borde de tu boca. Creemos nuestro propio capítulo siete de Rayuela. Recreémonos hasta salir bailando por la puerta de emergencia del bucle más esperpéntico pero acogedor del mundo.
Pero que más mata el que no seas tú quien me mate. Como el color que salpicó todo lo que soy desde que. Un portazo en bucle y mis ganas de no volver a ser el cerrojo. O candados llenos de puentes suicidas que nunca se enamoraron, pero que publicitan el amor. Se me ha roto la llave. Sino me he roto yo. No intentes abrir algo que ya está abierto. Sin llaga no hay dedo como sin amor no hay revolución.
Ojalá nunca sepas lo que querer nadar en un bucle y no querer salir a tomar el sol. No sé nada de dolor si lo más parecido fue verte dormir, pero tantos dedos y tu espalda vacía, tantos miedos y mi cama fría... muy fría.
Hablan de primavera porque no han visto el invierno desde tus pupilas. No han sentido el frío en una habitación oliendo a ti y a tu sudor. Ni como se desangra el mundo cada vez que me muerde las ganas. Sólo hablan pero no sienten. Tirito y en el botiquín sólo quedan puntos. Los que siempre me faltaron. Los que nunca me curaste. Salgo aunque se me atragante todo oxígeno ajeno a ti. 
Y -te- busco. 
Sin éxito.
Me busco. 
Sin ganas.
Todo por encontrar una tirita que. 
Me tape de ti en mí misma. Grietas. Y no me oigo. Pero me retumba el eco.
Todo va a estallar. -Y menos mal, pero desde fuera mientras nos follamos-
Toda galaxia se equipara. Lunares. Y hoyuelos. Cómo no voy a querer encontarme en ti.
Dime que no me vas a perder por miedo a no encontrarte. O hacerlo sin mí. Nada de morir en el intento. Todo de matarnos intentándolo. Ya sabes que nunca me gustaron los finales. Ni felices, porque ya están todos inventados, ni tristes, por miedo a que seamos nosotros quien no nos reinventemos ningún junio más. Perdí los principios con el sujetador cuando me gemiste en formato vida. Perdón por el desorden, pero es todo lo que sé de ti, ojalá nunca sepáis lo que es eso porque es sólo mío. Dime que vamos a tirar para no aflojar el velocímetro de terapia de choque. Contra el muro. En el que. Si, en el que me hiciste luna hasta el fondo del cráter como nunca antes.
Si te pierdo me invento el camino de vuelta. Pero basta ya de perder. Me quiero ganar en ti. Pero vuelves a mi pequeña pajarera como los días de verano donde sudábamos del mundo bajo sábanas. Acelerando. Para quererte despacio y ahorrarme el odiarte deprisa. Precisábamos un plan de huida sin billete de vuelta. La ciudad nos quedaba pequeña porque besábamos mucho mejor de lo que jamás podrá llegar a follar Madrid - que mal baila, por cierto. Mover las caderas tan mal debería ser ilegal-. No pienses más. Si soy sucia es por todos los polvos que no me corresponden. Por todas las llamadas perdidas colgadas de ti. Mi boca. A bocaos' con tus sueños sin romper aunque invitaban a cortarse. Todo fluye porque estás en mis venas. A impulsos con las tuyas. Y no las del cuello precisamente. Eres el sexo de mi vida, en caída libre. Pero vibrando hasta caer. Con las piernas temblando y el corazón congelado. Ven, y traeme la simbiosis más perfecta jamás masturbada.
Si, sexo sin amor recíproco y vida plenamente satisfactoria. Que soy obscena porque te quiero y puedo. Encima y en tu boca. Del revés o en cualquier hotel. Contigo, conmigo o con cualquier satélite. Me sobran más estrellas que a Madrid, imagínate.





Gracias a ella por todos los disparos que te curan del mundo. 

lunes, 10 de marzo de 2014

No es ser historia sino hacerla.

Estoy intentando no romperme en mil pedazos porque quién va a ser capaz de recoger todo este desastre si no eres Tú. Estoy revolviendo el momento de disolverme en ti. De fluir. De que no corra el aire entre tú y yo. Que seas tú quien me lo de. Comerme el mundo empezando por tu boca. Se me acelera, Vida. Sentir que da igual el tiempo que pase porque no pesa. Porque hemos prohibido la cuenta atrás. Todo se resume en tenerte delante sin publicidad.

Pero y qué si los ojalás
 nos están saliendo más caros 
que el sonreír a plazos.