sábado, 19 de enero de 2013

Tu pequeña de las dudas infinitas.

Se ha acomodado a no percibir ningún cambio. A andar dando tumbos. Y entonces sucede: un cambio ha venido a acomodarse en su colchón. Tampoco sabe bien si tratarlo como tal. Y es que tras tanto tiempo dando tumbos no asume haber encontrado la curva perfecta donde perderse: su sonrisa. Y vuelve a tener miedo que perderse en esa sonrisa implique encontrarse dando tumbos de nuevo. Tiene miedo de que él no tenga miedo y haya decidido acomodarse en su corazón a oscuras. Y no hay nada peor que el miedo que conduce a las dudas infinitas.


Hazme sentir que lo que estoy sintiendo no es sólo una tregua.

No hay comentarios:

Publicar un comentario