sábado, 26 de octubre de 2013

Mi punto de gravedad.

Yo que estaba buscando mi casualidad, él que apareció con todas esas líneas. 
Desde entonces sólo supo regalarme puntos de sutura, pero nunca finales. Luego se encaprichó con los puntos que adornaban mi nunca.

(Rompió todos mis esquemas, 
pero no a mí, 
lo que le sumaba otros tantos puntos
 a mi sonrisa que era la suya.)

Pero sin duda los mejores puntos a su favor siempre fueron esos hoyuelos que se le formaban cada vez que provocaba un nuevo accidente en la mejor curva de todo su cuerpo.
Lo que daría
por colgarme una y mil veces más 
de la sonrisa más triste 
y más bonita de toda mi historia.

Ahora es él quién le pide a Madrid que me devuelva la mía y yo sólo sé soñarle que Madrid me devuelva un bucle de noches infinitas en cualquier bar de Malasaña. Y volver a caer en el cuello de su camisa y que su camisa vuelva a caer en el suelo de cualquier habitación.

Supongo que desafié a Newton inventando una cuarta ley
 haciéndole mi único punto de gravedad. 

1 comentario:

  1. Buah me encanta, y sobre todo esto "Lo que daría por colgarme una y mil veces más de la sonrisa más triste y más bonita de toda mi historia"

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