martes, 2 de septiembre de 2014

Bailarnos.

Al salir de la ducha sonaba Elvis, susurrando una balada. Y cómo no voy a caer en la tentación de bailarnos torpemente. Tus manos y mi cintura. A veces tirar la toalla merece la pena. Será cuestión de echarte imaginación. Dice Albert que cuando cerramos los ojos al besar es para concentrar todos nuestros sentidos en uno, tú. Entonces estás susurrándome un "yo vengo, te doy fuerzas para unos meses y me voy". Y, joder si me la das. Me crecen Febreros entre tu espalda y la pared. Dime cómo no florecer. Ya lo escupí: amor, revolución o barbarie. De todas ellas, me quedo contigo. Todo. Pero dame más. Besos de esos en la nunca que me hacen olvidar el suelo y recordar el cielo de tu paladar. Quién no quiere amanecer así. Por no sé cuántas vidas más... Y las que vengan, que tú no te vayas. 

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