viernes, 26 de abril de 2013

Mi Abril.


Hace tiempo que no tengo noción. Ya son demasiados abriles. No hubo amaneceres desbocaos', quizá entonces ahora no te estaría echando de menos entre líneas(¿Quién dijo echar de menos algo que no fue?) Desde entonces ya no sé nadar entre ilusiones, sólo nado entre mis pedacitos. Me zambullo y encuentro algún pedacito de ti. (Todavía guardo todos los pedacitos que no me diste, por si.) Quizá ni fuimos, pero nos soñamos tan fuerte que te llegué a devorar. Tú devoraste sueños. Los rompiste (¿te venían demasiado grandes para esas ásperas manos?). Y yo que soy muy de andar descalza, me los clavo cada vez que te paseo. Hoy es uno de esos días que me vuelvo loca por andar descalza. Creo que me he vuelto adicta al dolor desde que ya ni me mientes. Estamos es nuestro cuarto abril y ya son más de mil revoluciones a las cuatro estaciones. (No nos sumamos, pero yo sigo). Supongo que desde entonces me he convertido en la chica más triste con la sonrisa más trocida de todo Madrid. Si no te retuve es porque nunca fui consciente de sostener esa mirada entre mis manos. Y por más abriles que pasen, yo seguiré esperando nuestra primavera. No sabes cuantas veces me corté por pasar de página, y claro tú sólo sabes escocer. No sabes cuántas veces arranque nuestras páginas y las rompí en pedacitos para más tarde hacernos en forma de puzzle y así revisar las piezas que no encajaban. Supongo que ya es demasiado tarde para inventarme una despedida y es que estás tan lejos que estás tan lejos que ni gritándote con los ojos me escucharías. Yo sigo esperando en el andén equivocado, por si vuelves a pasar. 

Mis recuerdos echándose un pulso 
con la puta de la esperanza. 
Como cada Abril.
Como cada veintiséis. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario