domingo, 14 de abril de 2013

Pequeño desastre animal.

Sabe que no puede cambiar ni el tiempo ni la ciudad. Vive a base de saltos mortales sin red y sólo sabe regalarse autocríticas. Siempre en busca de un disfraz mejor. No sabe de bailar hasta el apagón. Sus ojitos tiene complejo de mar por culpa de la marea. Y todo por unos versos borrados, algo de tinta, un borrón y un papel mojado. Y todo en forma de desengaño. Sabe que es un pequeño desastre animal con un constante "Sálvese quien pueda" en la cabeza. Sólo trata de buscarse, no buscarles. Puede partirse y negociar la otra mitad. Sólo sabe ensuciar recuerdos si echa la vista hacia atrás. Sólo espera que alguien le guarde una hilo de luz, aunque del hombre del saco se tratase. Suele repetirse que rendirse no es una opción, pero es que las dudas bailan tan bien entre sus dedos. No sabe volver, ni hace dónde ni con quién. Y mucho menos para qué. Madrid se viste para ella, pero ella sólo quiere olvidarse de su reloj, sólo sabe soñar muy fuerte con Copenhague. Quizá todo sea cuestión de dejarse llevar, aunque no siempre suene demasiado bien. Sólo sabe ser feliz desde su juego. Sólo a base de beberse la sal. Es una de esas chicas que dejan rastro. Sabe que sólo será libre cuando no haya más que perder.Con cada latido recuerda que hay historias por terminar. Es consciente que lo de ser libre sólo será cuando no haya nada que perder. (Cree ser libre). Por respirar por dos, se ahogó el doble. Aprendió a respirar tan fuerte hasta conseguir que se rompa el aire. Aunque a veces prefiere no respirar por no ahogarse. El sillón donde se dedica a escribir está lleno de historias en blanco y algunas pinturas. Siente que sólo hay días raros, colecciones de medallas y arañazos. Es un continuo vaivén de planes sin marcar e inventarios de pánico. Odia la primavera, sólo quiere inviernos sabáticos. Está cansada ya de polvo en la herida y nada de polvos que curen. Maldita dulzura la suya. Cree que las palabras no inventadas son las que aún nos pueden salvar. 



Quizá sólo le haga falta recordar que sin borrón no hay trato. 






P.d.: Gracias por regalarme un cúmulo de pequeños
desastres animales en medio de inviernos sabáticos,
Vetusta.

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